Con la polémica de la implantación del Centro de Almacenamiento Temporal Centralizado (ATC, vaya eufemismo por otra parte) de Residuos radiactivos salta la política en su estado más lamentable y el desconocimiento ahora si, global, sobre la energía nuclear.
Si queremos consumir energía (y no solo de las renovables vive el hombre) tendremos que construir un almacén de residuos nucleares. Pero nadie o quiere cerca de su casa. Tanto Montilla como Cospedal o Barreda dicen que hay que ser solidarios y llevarse el almacén a otra comunidad. Y en un alarde de democracia interna el PP y CIU amenazan con sancionar a los alcaldes que han postulado su pueblo como ubicación del almacén.
Me asombra esto de la “disciplina del partido” (uno manda y los demás acatan) cuando lo que busca un alcalde es que su pueblo prospere.
Si no se quieren residuos habrá que ser consecuente y pedir el cierre de todas las centrales, pero lo que se pide es debate, debate ¿para que? lo que hay que pedir es información y divulgación científica (que es nula) para que se pueda opinar.
Para el proyecto de construcción de este almacén se tiene de referencia el modelo holandés y otros muchos países (7 europeos, Rusia, Japón y Estados Unidos) disponen de Instalaciones.
Pero no, antes de saber algo de esta energía, de sus residuos y sobre todo en que consiste un almacén salimos a la calle a gritar que tener un almacén perjudicará seriamente la salud. Pues entonces apaguemos las luces.
Francia nos está “guardando” los residuos radiactivos actuales. En Diciembre de 2010 termina el contrato y cobrará a España 60.000 euros al día.