Actualmente escuchamos continuamente que debemos realizar un cambio de modelo, un cambio de paradigma, un cambio de perspectiva para afrontar la situación económica en la que estamos inmersos y transformar nuestro modelo de desarrollo.
Nuestro modelo de desarrollo económico está ligado al consumo de energía, un consumo de energía que implica la explotación de los recursos naturales y del medio ambiente. Es por esto que la crisis es económica, ambiental y social.
Forzosamente nos vemos obligados a ir hacia el ahorro y eficiencia energética para conseguir una sostenibilidad que incorpore a la economía, el medio ambiente y la sociedad.
La naturaleza funciona mediante ciclos cerrados, se encarga de trasformar y reutilizar los desecho para generar nuevos ciclos de materia y energía. La energía y materia pasan de unos lugares a otros de manera organizada. La naturaleza utiliza la energía del sol, inagotable.
El hombre ocupa territorios, genera residuos, desechos tóxicos que la naturaleza no puede asimilar y que agota los recursos de la tierra y de las personas para alimentar un modelo basado en el crecimiento y acumulación.
Se trataría de cambiar la producción de bienes y servicios hacia una producción armonizada con la naturaleza, cambiar la relación producción-consumo y la relación hombre-naturaleza.
Hay propuestas fundadas de cómo alejarnos del crecimiento cuantitativo basado en el crecimiento y acumulación constante y acercarnos a la idea de que no se trata de tener más, sino de vivir mejor, de calidad y no de cantidad reconsiderando el concepto de nivel de vida. Menos puede ser más. No todo lo que deseamos es legítimo tenerlo, ni todas las necesidades son reales.
Se trata de desarrollarse utilizando los recursos de un modo racional, haciendo un uso eficiente de las energías, fomentando el ahorro y poniendo en alza el valor de la austeridad es un camino hacia una sociedad sostenible y sustentable.
Este cambio es posible y es necesario empezar a actuar, que nosotros mismos realicemos acciones que nos lleven a la transformación del modelo que necesitamos.
Podemos empezar con un consumo responsable. Las compras y hábitos de consumo tienen un impacto sobre la sociedad y sobre el medio ambiente.
¿Y en que cosiste el consumo responsable? Primeramente evitemos la compra de productos que no necesitemos y si los necesitamos, es necesario informarse sobre el impacto de cada uno de ellos. Impacto durante su fabricación, durante el transporte, su uso y su eliminación, debemos asegurarnos que sus residuos son tratados adecuadamente.
Hay que perseguir la eficiencia energética en el hogar (sobre todo cuando compramos o alquilamos una vivienda) o cuando hacemos reformas en ella mediante el uso de electrodomésticos eficientes, la implantación de sistemas de aislamientos eficaces y haciendo un mantenimiento adecuado del sistema de calefacción y agua caliente sabiendo de antemano el balance energético de la vivienda y de esta manera elegir el sistema de abastecimiento energético más óptimo.
Aunque los sistemas de ahorro y eficiencia puedan venir por una gestión eficiente del recurso, de una planificación energética y una política adecuada desde el gobierno, el consumidor tiene mucho que decir desde que adquiere cualquier bien y servicio. Y sobre todo nuestros gestos repercutirán a la larga en nuestra economía y en una sostenibilidad ambiental.