Por Carlos de Miguel
Uno de los temas de conversación de los últimos meses es la sequía que estamos padeciendo y la falta de agua en nuestros embalses. Hay muchos debates, preocupación, políticas, ya que en tema del agua juegan muchos factores, ambientales, sociales económicos y hasta éticos.
El agua es un recurso, entendiendo como recurso todo bien de uso capaz de satisfacer las necesidades humanas. Es un recurso renovable, gracias al ciclo del agua.
El agua disponible bastaría para suministrar a todos los seres humanos si se distribuyera por igual tal y como pasa con otros muchos mas recursos.
La distribución del agua en este caso no depende de nosotros sino de las condiciones geográficas y climáticas. Pero lo que si depende de nosotros es su gestión y el uso que hacemos de él.
Del todo el agua existente en la tierra solo el 1 % es disponible para su uso ya que la mayoría del agua se encuentra en los océanos y en los casquetes polares.
En España en el año 2003 se dispuso de 4847 Hm3 para el abastecimiento urbano. El consumo medio se situó en 167 l/hab/dia. El 81,3% se distribuyó para el consumo de las familias, empresas, consumos municipales. En las redes públicas de distibución se perdió el 18,7 % en fugas, roturas…(INE 2005)
Las Naciones Unidas considera que cuando la disponibilidad de agua es menor que 1000 m3/hab/año hay un problema de escasez. En España contamos con 2800 m3/hab/año (menor en el Sur y en el Este) y como ejemplo decir que Noruega tiene 90000, 22000 en Finlandia, 20400 en Suecia y 624.0000 en Islandia (Marc de Villiers 2001)
Los números, cuando se habla de agua pueden llevar a engaño ya que por ejemplo Israel está por debajo de esto, con 300 m3/hab /año y nadie carece de los servicios básicos. En Nigeria que tienen mucho agua, mas de la mitad de la población se las pasa sin agua de beber segura.
La gran mayoría de agua se utiliza para la agricultura. Del agua que se dispone para el consumo humano como hemos visto se pierde cerca del 20 % en las redes de distribución. Con todo esto creo que llegar en épocas de sequía a un estado de restricciones para el consumo humano escapa de toda lógica en nuestros dias. En el pasado mes de Noviembre había 5000 personas de tres pueblos de la comunidad de Madrid con restricciones de agua. Restricciones en un bien fundamental, ¡¡con lo avanzado que está la ciencia y técnica!!. Con las medidas de planificación, previsión y precaución que se pueden tomar pienso que no se tendría que llegar a este extremo.
La utilización racional del agua impone una gestión eficiente y sostenible del recurso y nos compromete a ser cuidadosos con el gasto del agua, tanto a nivel individual como colectivo. Estos recursos serán de utilidad para atender aumentos estacionales del consumo de agua.
De una manera sostenible. ¿Pero que es esto de sostenibilidad? ¿ Y como se aplica al uso de agua?
Entendemos como uso sostenible del agua, el propósito de hacer compatible el uso de un bien natural con el mantenimiento del ecosistema al que pertenece y además que no se produzca una pérdida de las funciones potenciales del recurso para satisfacer la demanda, evitando situaciones de sobreexplotación.
Un modelo de gestión sostenible de los recursos hidrícos tiene que estar integrado en un modelo de ordenación territorial. Hay que tener en cuenta los valores socio culturales ligados a las aguas.
La planificación se hace importante en las zonas del planeta donde existe limitación del recurso. No puede estar basada en el incremento de la oferta ya que no hay nuevos recursos para explotar. Habrá que gestionar la demanda y hacer un uso sostenible preservando el medio.
La sequía es un proceso cíclico que no nos puede coger por sorpresa. Podríamos entrar a discutir si está agravado por el cambio climático o no, pero lo dejaremos para otro momento.
La anterior gran sequía que tuvo España fue en el año 1995, han pasado 10 años desde aquella y los problemas que nos ocasiona se repiten. Lo dicho entonces se repite ahora. Parece que la previsión y prevención no han existido. En la próxima época de sequía espero que no sigamos hablando de lo mismo.
El agua es un recurso y en este caso es un bien absolutamente necesario para el desarrollo de la sociedad. Es un bien de dominio público y que se gestiona en régimen de monopolio. Por todo esto tiene sus implicaciones sociales, económicas y éticas. Sociales porque se debe dar respuesta a las demandas de la población. Económicas, porque el uso de cualquier bien tiene un coste ecónomico. ¿Pero el coste del agua quién lo debe asumir cuando es un bien imprescindible y de uso público?. ¿ Le aplicamos un coste adecuándolo a las leyes de la oferta y la demanda?
El coste medio del agua es de 0,86 euros /m3 . El precio de abastecimiento de agua es de 0,64 euros/m3 y el de tratamiento de aguas residuales de 0,22 euros/m3 (INE 2005). Es lo que pagamos actualmente por la captación, distribución y tratamiento de aguas residuales. El agua no es, por tanto resultado de la interacción de la oferta y de la demanda por el recurso (que daría lugar a un precio de mercado).
Las comunidades de regantes, empresas de abastecimiento urbano, industrias y empresas hidroeléctricas pagan una tarifa que grava la disponibilidad y uso del agua de los usuarios y beneficiarios de las obras hidráulicas realizadas a cargo del Estado para compensar la construcción, explotación y mantenimiento de las obras hidráulicas.
Con esto ¿ se recuperan todos los costes del agua de la derivación de sus usos?. Creo que no, hay una subvención encubierta que genera un aumento en la demanda de agua. Creo que tenemos el reto de ajustar un precio del agua de acorde con los usos que hacemos de ella para incentivar un uso mas eficiente y racional. Y sobre todo actuar sobre la demanda de agua y no sobre la oferta.
Y ahora una reseña que pone la vista fuera de nuestras fronteras, en donde mucha población no tiene acceso a agua de calidad. Lugares como la República de Malí donde no tienen acceso al agua en la época seca del año. Allí la ONG Geólogos del Mundo ha realizado investigaciones y prospecciones para detectar aguas subterráneas. Los datos han permitido realizar un sondeo mecánico en que se han obtenido 2000 litros/hora. Esto permitirá realizar un pozo de 1,80 m de diámetro y de 25 m de profundidad suficiente para abastecer al poblado de Beo.
Las aguas subterráneas son una buena alternativa (de las que muchas veces se hace poco o mal uso) al agua superficial embalsada en las presas.
Noviembre 2005